Un hidroavión portugués realizó ayer un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Valencia y obligó a cerrar la pista durante cuarenta minutos. Al parecer, el aparato no pudo desplegar el tren de aterrizaje y tuvo que tomar tierra con las palas de agua, una operación sorprendentemente limpia que no causó daño a ninguno de sus dos ocupantes.
El incidente se produjo a las siete y media de la tarde. Según fuentes del aeropuerto, a esa hora un hidroavión de los que se utilizan para fumigar y apagar incendios comunicó a la torre de control de Manises su intención de hacer un aterrizaje de emergencia. Todo parece indicar que el aparato, procedente de la localidad francesa de Perpignan, no podía desplegar el tren de aterrizaje -las pequeñas ruedas que salen de las palas- y decidió tomar tierra con éstas, aptas sólamente para el agua.
Inmediatamente se activó el protocolo de emergencia y se cerró la pista. Los equipos de bomberos y de asistencia sanitaria se pusieron en marcha y se despejó la zona para evitar colisiones en tierra. Pero nada de esto hizo falta. Según las fuentes consultadas, el hidroavión entró plano y tomó tierra con las palas, que, eso sí, quedaron completamente destrozadas. «Fue un aterrizaje bastante limpio para las condiciones que se daban», dijeron.
De hecho, los dos ocupantes resultaron ilesos y abandonaron el aparato por su propio pie. El avión, así mismo, pudo ser retirado unos minutos después, permitiendo reanudar al instante la actividad en el aeropuerto, justo 40 minutos después de la llamada de emergencia.
En este periodo de tiempo, explicaron fuentes de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), fue necesario retrasar siete vuelos -cuatro de llegada y tres de salida- y desviar a Alicante uno que venía de Sevilla. Pero a partir de ahí se fue recuperando la normalidad y al cierre de esta edición no había problemas reseñables.
Escala en Valencia
Según las fuentes, el avión accidentado, de matrícula CS-DIU, es de bandera portuguesa y hacía el trayecto entre Perpignan y este país (no especificaron la ciudad). Su idea era hacer escala en Valencia para pasar la noche y hoy continuar viaje hasta su destino final.
Aunque es un hidroavión de los utilizados habitualmente para la extinción de incendios y fumigación, no está adscrito a ninguna empresa. En este caso, al menos, figuraba como vuelo privado.
El cierre del aeropuerto es una situación completamente excepcional. Sólo en caso de aterrizajes de emergencia, como ha sido el caso, o de condiciones meteorológicas muy adversas, se recurre a ello.
No obstante, el número de alertas es muy alto, sobre todo por problemas en los «chivatos» de los aparatos, que confunden a los pilotos y obligan a hacer comprobaciones visuales desde la torre. Es frecuente que un avión llame a control para que le verifique si lleva el tren de aterrizaje desplegado, por ejemplo.
Fuente: Levante-EMV
Fotos de la avioneta: JetPhotos.net
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